Hay mucho que ver y hacer durante su visita a Dubrovnik. Podrá pasear por las calles adoquinadas, admirar su antigua arquitectura y explorar la Rectoría que en su día albergó al Gobierno de Ragusan.
También merece una visita el Monasterio Dominico, en el que se conservan numerosos manuscritos y pinturas de la escuela renacentista de Ragusa. El monasterio se utilizaba como cementerio y, por ese motivo, el suelo contiene lápidas de muchos famosos ragusanos.
O simplemente podrá perderse por el Casco Antiguo, repleto de cafés, restaurantes y tiendas. El Casco Antiguo permanece cerrado al tráfico a partir de las 10 am, así que se trata de un lugar perfecto para explorar.
Todavía se ven señales de la guerra serbo-croata en forma de agujeros de bala y metralla, aunque todos los daños han sido reparados y la ciudad permanece viva llena de historia y encanto.