El antiguo centro de la ciudad se encuentra dentro de las murallas del palacio de Diocleciano (declarado Patrimonio cultural de la Humanidad por la UNESCO) y sus laberintos de calles adoquinadas que rebosan encanto e historia. Las huellas de la impresionante historia de Split se pueden encontrar aquí, desde las calles romanas y las puertas del palacio a las capillas e iglesias medievales. En la actualidad, las calles están llenas de boutiques, galerías, tiendas de recuerdos y restaurantes. Los grandes centros comerciales que ofrecen todos las grandes marcas comerciales se encuentran a las afueras de la ciudad. Split ha desbordado las murallas del palacio y se ha expandido a la par que su desarrollo turístico y económico.
Al tratarse de una ciudad portuaria, Split ofrece marisquerías de extremada calidad, pero no olvide probar algunas de las especialidades locales como el pršut (jamón curado y seco), pašticada s njokima (estofado de ternera dálmata servido con fideos), o sardinas saladas, todo ello regado con un buen vino autóctono.
Un poco más hacia el interior, encontrará la ciudad de Trogir, famosa por sus dos mil años de historia. Justo al norte de Split se encuentra el río Cetina, donde podrá practicar rafting en sus rápidos y navegar en canoa, todo ello bajo la atenta mirada de la magnífica fortaleza medieval de Klis, construida para defender la región de la invasión turca.